Eruditos cristianos reconocen las contradicciones en la Biblia : Los presuntos autores del Nuevo Testamento
Podemos percibir que todos los evangelios empiezan con la introducción “Evangelio según…”, como el “Evangelio según San Mateo”, el “Evangelio según San Lucas”, el “Evangelio según San Marcos” y el “Evangelio según San Juan”. La conclusión obvia para el hombre común es que esas personas son los autores de los libros que se les atribuyen. Este, sin embargo, no es el caso. ¿Por qué? Porque ninguna de las miles de copias existentes lleva la firma del autor. Simplemente se ha asumido que ellos fueron los autores. Pero los descubrimientos recientes refutan esta creencia. Incluso las evidencias internas prueban que, por ejemplo, Mateo no ha escrito el evangelio que se le atribuye:
“Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos. «Sígueme», le dijo. Mateo se levantó y lo siguió”. (Mateo 9:9)
No hace falta ser un gran científico para darse cuenta que ni Jesús ni Mateo escribieron este verso de “Mateo”. Este tipo de evidencias pueden ser encontradas en varios pasajes del Nuevo Testamento. A pesar de que muchas personas creen la hipótesis de que es posible que un autor en ocasiones pueda escribir en tercera persona, aún así, a la luz de otras evidencias que veremos en esto análisis, son muchas las pruebas que descartan esa hipótesis.
Esta observación de ninguna manera está limitada al Nuevo Testamento. Incluso existen pruebas de que al menos partes de Deuteronomio no fueron escritas por Dios ni por Moisés. Esto puede observarse en Deuteronomio 34:5-10 donde leemos:
“Y allí MURIÓ Moisés… Y FUE SEPULTADO en Moab… Moisés tenía 120 años CUANDO MURIÓ… Desde entonces no volvió a surgir en Israel otro profeta como Moisés…”
¿Acaso Moisés escribió su propio obituario? Josué también habla en detalle a cerca de su propia muerte en Josué 24:29-33. La evidencia contundentemente apoya el reconocimiento actual de que la mayor parte de los libros de la Biblia no fueron escritos por sus supuestos autores.
Los autores de la versión de Collins (la RSV) dicen que el autor de Reyes es “desconocido”. Si ellos reconociesen ese texto como la palabra de Dios, sin duda alguna se lo atribuirían a Él. Pero en lugar de eso han decidido honestamente decir “Autor… desconocido”. Pero si el autor es desconocido, ¿por qué atribuirlo a Dios? ¿Cómo puede entonces sostenerse que ha sido “inspirado”? Continuando, leemos que el libro de Isaías es “Principalmente acreditado a Isaías. Algunas partes pueden haber sido escritas por otros autores”. Eclesiastés: “Autor: dudoso, pero normalmente atribuido a Salomón”. Ruth: “El autor es definitivamente desconocido, tal vez Samuel…”, y así sucesivamente.
Vamos dar una mirada ligeramente más detallada a sólo un libro del Nuevo Testamento:
“El autor del libro de los Hebreos es desconocido. Martín Lutero sugirió que Apolo fue el autor… Tertuliano dice que Hebreos fue una carta de Bernabé… Adolf Harnack y J. Rendel Harris especularon que fue escrito por Priscila (o Prisca). William Ramsey sugirió que fue escrito por Felipe. Sin embargo, la posición tradicional es que el apóstol Pablo escribió Hebreos… Eusebio creía que Pablo lo escribió, pero Orígenes no estaba seguro de la autoría de Pablo”[1].
¡¿Eso es lo que se define como “inspirado por Dios”?!
San Pablo y su iglesia después de él, fueron los responsables de los enormes cambios que se produjeron en la religión de Jesús (la paz sea con él) después de su partida, y fueron responsables de masivas campañas de persecución y tortura a todos los cristianos que se negaban a renunciar a las enseñanzas de los Apóstoles y a aceptar las doctrinas paulinas. Todos los evangelios, excepto los admitidos por la fe paulina, fueron sistemáticamente destruidos o reescritos. El Reverendo Charles Anderson Scott dice lo siguiente:
“Es altamente probable que ninguno de los Evangelios Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) haya existido, en la forma como nosotros los conocemos, antes de la muerte de Pablo. Y si los documentos fuesen puestos en estricto orden de cronología, las Epístolas Paulinas vendrían antes de los Evangelios Sinópticos”[2].
Esta declaración es además confirmada por el profesor Brandon: “Los escritos cristianos más antiguos que han sido preservados son las cartas del apóstol Pablo”[3].
A finales del segundo siglo, Dionisio, obispo de Corinto, dijo:
“Ya que los hermanos desearon que escribiese las epístolas (cartas), eso hice, y esos apóstoles del diablo han llenado de taras (elementos indeseables), cambiando algunas cosas y adicionando otras, para los cuales hay una aflicción reservada. No es de extrañarse, por tanto, que alguien haya intentado adulterar las sagradas escrituras del Señor, ya que ellos intentaron hacer lo mismo en otros trabajos que no pueden ser comparados con estos”.
El Corán confirma eso con las siguientes palabras:
“¡Ya verán los que escriben el Libro con sus manos y luego dicen: Esto proviene de Dios, para venderlo a vil precio! ¡Ya verán las consecuencias de lo que escribieron con sus propias manos! ¡Pobre de ellos por lo que cometieron!” (Corán 2:79)
Footnotes:
[1] Introducción de la Biblia King James, nueva revisión y actualización. 6ta. edición. La llave para el estudio del Hebreo/Griego. Edición Red Letter.
[2] La historia del cristianismo a la luz del conocimiento moderno. Rev. Charles Anderson Scott, p. 338.
[3] Religiones en la historia antigua. S.G.F. Brandon, p. 228.